Pienso que los nacionalismos surgen del amor sentido hacia sus raíces: ese sentimiento puede resultar beneficioso por su pureza natural. Los problemas aparecen cuando se añaden razas, religiones, banderas, o culturas, de una forma interesada. Somos ciudadanos del mundo y todos ignorantes ante su significado. Pretender ser diferentes por el color de la piel, la cultura, la tierra que pisamos, o las riquezas adquiridas, me parece una quimera que muchos saben utilizar.