Y llegó ese día donde no soy nada
-perdida en el tiempo-.
Y pasan las horas y vivo sintiendo,
aprecio la vida viviendo el momento.
Los amaneceres despiertan mi cuerpo
y mis emociones se las lleva el viento.
No sé si estoy llena o si estoy vacía,
pero estoy viviendo.
Y vivo mis penas y mis alegrías,
como algo común a todos los seres,
mirando a lo lejos y las cercanías,
repleto el trayecto de espinas y flores.
Siento que mi vida con mi pensamiento
se aleja y no vuelve -sin ningún lamento-,
y mi ser aprecia las cosas pequeñas
pues, no siendo nada, se funde con ellas.